Con su obra, Vino de Oporto, Pilar Humada recuerda la importante presencia que, a fin de promover su comercialización, este afamado producto, ya de renombre internacional, tuvo en el Pabellón de Portugal en la Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929. Durante el certamen, además de contar con stands específicos en la Sala de Comercio del pabellón, publicidad en las Galerías de Venta e incluso ser objeto de grabaciones audiovisuales en las que era degustado por jóvenes vestidas de trajes regionales, todo evento celebrado en el pabellón iba acompañado de una copa de Oporto.

 

La autora nos ofrece una pintura realista, de técnica mixta sobre lienzo. Sobre el fondo de la ciudad de Oporto y uno de sus puentes, dispone en primer plano, como motivo central de la obra, un rabelo, el barco en el que las barricas de vino son transportadas desde el alto Duero hasta Vila Nova de Gaia donde se almacena y distribuye. El rabelo cuenta con su correspondiente espadela, el remo largo de popa característicos de estas embarcaciones. 

 

Humada recurre a una técnica mixta sobre lienzo, trabajada al óleo, a partir de una base conformada por un dibujo con carboncillo y una primera mancha del lienzo con pintura acrílica, definiendo valores y color.

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