En El Algarve, Ana Feu pone en valor las arquitecturas tradicionales de Portugal que fueron olvidadas por la representación portuguesa en la Exposición Iberoamericana, que se centró en exaltar la arquitectura monumental del reinado de Juan V (1706-1750), a través de estilo neojoanino que Carlos y Guillermo Rebelo de Andrade escogieron para el pabellón nacional.

 

La fachada de una vivienda de la región más meridional de Portugal continental, bien conocida por la artista, es el soporte y pretexto para, con una pincelada rápida, vibrante y luminosa, exaltar la exuberancia de una bignonia rosa, o arbusto de Pandora, una enredadera, que cobija y da sombra a la fachada, y le permite matizar, mediante un sabio juego de sombras, la intensa luz de la región y sus reflejos sobre los paramentos.

 

vegetación, convertida en el motivo principal de la composición, mitiga el resplandor de las superficies encaladas y, en el tramo inferior de la puerta, el turquesa tan característico de la arquitectura de la región; una composición protagonizada por una amplia gama de verdes salpicada trompetas rosadas del arbusto, en la que las sombras contribuyen a generar sensación de movimiento de las ramas que caen, quizás al frescor de la tarde.

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