En su obra Sevilha, Carla Mourao nos ofrece una pintura, a modo de ilustración, en la que la autora pretende expresar plásticamente la intemporalidad del pabellón portugués de la Exposición Iberoamericana, proyectado por los hermanos Carlos y Guillermo Rebelo de Andrade, en el marco de la arquitectura que la historia y el certamen legaron a la ciudad.

 

Para ello, a modo de collage, superpone los distintos elementos que acompañan al pabellón: las cuatro construcciones más emblemáticas de Sevilla (la Giralda, la Torre del Oro y las murallas urbanas), y, aludiendo a la arquitectura de la Exposición, algunos elementos de la Plaza de España, la obra más representativa de la muestra, en concreto, una de sus torres, uno de sus cuatro puentes y una farola, así como la torre del Pabellón de Argentina, que la autora incorpora a la composición para equilibrar los volúmenes representados.

 

El cromatismo de las arquitecturas representadas, en la gama del color tierra al ocre, otorga unidad compositiva a la obra, en la que la autora conforma una ciudad deconstructivista, gracias a un hábil uso de proyecciones diversas, bien en alzado (el pabellón de Portugal), perspectivas frontales (la Giralda, la torre de la Plaza de España), y oblicuas, estas fugadas hacia abajo (la torre del Pabellón de Argentina) o hacia arriba (la Torre del Oro). 

​

​