En La Portuguesa, un lienzo que rezuma alegría, frescor, brillo y aromas, Adelaida Pérez Santos representa a la mujer portuguesa, el espíritu festivo de la brillante participación de Portugal en la Exposición Iberoamericana, y la alegría que esta percibe en sus frecuentes viajes al país vecino.

 

El lienzo -como es habitual en la artista, una auténtica ilustración- representa a una sonriente joven de medio cuerpo que, como las que durante el certamen atendían a los visitantes al pabellón y promocionaban el vino de Oporto, está ataviada con el traje de Lavradeira de la región de Minho; en concreto lleva el de gala de los alrededores de Viana do Castelo y específicamente el de Portucelo en su variante “vermelha” (roja), el más complejo de ellos y uno de los más representativos del país. La minhota lleva sus tradicionales pendientes de oro, su pañuelo rojo en  la cabeza, la camisa blanca de “linho da terra” con bordados azules, el pañuelo rojo de flecos cruzado en el pecho, los ricos collares y joyas de oro y, en su cintura, la “aljibeira” o “faldriqueira” bordada”.

 

En la composición dominan los colores nacionales con el rojo del ropaje y el verde del tapiz de fondo, conformado, en “horror vacui”, por hojas de naranjo. Las flores de azahar y las numerosas naranjas que, como guiño a la ciudad de Sevilla, lo salpican, equilibran cromáticamente la obra, sumando resplandor a a la luminosidad de la camisa y el brillo de las joyas.

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