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Identificar y evaluar los elementos que de forma tangencial se asocian a la identidad gallega pero que fueron utilizados para acentuar la españolidad de Galicia en el contexto de las exposiciones Iberoamericana de Sevilla e Internacional de Barcelona de 1929 es la pretensión de esta comunicación. Analizaremos cómo a través de un regionalismo gallego adaptado al nacionalismo español primorriverista se remarca la teórica modernidad y el supuesto progreso del pueblo gallego, insistiendo en la destrucción de tópicos como el mito del atraso, la ignorancia o la personalidad ensimismada del paisanaje.

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Si desde el nacionalismo español de la dictadura se insistía en la injusticia de la “leyenda negra”, el hecho de remarcar los logros hispanos en la imagen de Galicia y de las demás regiones del país en estas exposiciones fue una de las mejores armas para luchar contra dichos estereotipos, forzando un discurso del pasado glorioso de los territorios para engrandecer España.

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Con la comparación de la representación identitaria gallega en ambos certámenes (Pueblo Español y Palacio Nacional en la Exposición de Barcelona y Plaza de España y Pabellón de Galicia en la de Sevilla) veremos como, en realidad, se pretendió acentuar la españolidad del territorio gallego en favor de la preeminencia de España como nación, en un momento en el que la oposición a los nacionalismo sub-estatales había adquirido una proyección destacada. Primo de Rivera, Alfonso XIII, nacionalización, identidad regional/provincial, Exposiciones. 

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Todo esto ayudará a entender la idea de identidad españolista de dictadura de Primo de Rivera con el carácter nacional-católico, autoritario y antiparlamentario, militarista y regeneracionista con afán regulador que resultaría asfixiante, lo que llevaría al ataque frontal de todos aquellos que discutiesen la concepción tradicional de España. De hecho, en una realidad sin Cortes la legitimidad del régimen vendría a través de la movilización popular, siguiendo el ejemplo italiano.

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A partir de la obra de los intelectuales del régimen se esbozaron unos principios de extrema derecha nacionalista (bases doctrinales del franquismo posterior) que  defendían un concepto orgánico de nación basado en la teoría tradicionalista de la sociedad, por lo que se procedió a la españolización de los territorios con identidades alternativas donde el folclore y la cultura regional pasaron a ser símbolos patrios de la identidad hegemónica.

 

Pero desde finales de la década de los años 1920 en la realidad social española ya se apreciaba un proceso de republicanización como vía de democratización, en paralelo a la crisis del régimen y al recelo y enemistad hacia la Corona o hacia Alfonso XIII. Y en este ambiente el nacionalismo gallego también adquiriría refuerzo social, como podremos evidenciar en el análisis de este trabajo.

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