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Manuel Delgado Brackenbury,

el escultor de la Exposición

 

Manuel Delgado Brackenbury (1882-1941), nacido en localidad sevillana de las Cabezas de San Juan, fue militar de profesión y apasionado de las artes y de la escultura, donde desarrolló una diversa producción (retratos, imágenes devocionales, relieves conmemorativos y monumentos públicos).

Fue discípulo de grandes maestros de comienzos del XX como Mariano Benlliure, Querol, Rafael Atche, Josep Llimona y Coullaut Valera, por lo que su obra es muy rica en matices que se desenvuelven entre el clasicismo académico, restos del modernismo y art decó y en lo que se conoce como el regreso a las formas. Participó en diferentes Exposiciones de Bellas Artes, tan frecuentes a principios del siglo XX, consiguiendo en algunas de ellas ciertas distinciones y galardones

Sus obras para la exposición corresponden a dos momentos; el primero, la década de los diez en la que realizó obras para el Parque de María Luisa y la Plaza de América, y el segundo, en los prolegómenos del certamen, bajo la Comisaría de Cruz Conde.

Su posición, sus contactos, su corrección, modestia y carácter bondadoso, favorecieron sus encargos. Compartió algunos con otros colegas que resultaban rechazados en concursos convocador, entre ellos con Lorenzo Lorenzo Coullaut Valera con los que mantuvo una relación amistosa y profesional muy estrecha, y con quien trabajó por ejemplo en las Victorias aladas de la Plaza de América y en las alegorías de la Glorieta de Covadonga. Estas colaboraciones y el que por su profesión de militar, residiera en Madrid muchos años, y también en Barcelona, de donde era su esposa, favorecieron que su figura haya pasado casi inadvertida, siendo un autor poco conocido y estudiado.

Manuel Delgado Brackenbury es, con Coullaut Valera y José Lafita, uno de los escultores de más prestigio de los que trabajaron en la Exposición Iberoamericana, a la que se asoció la mayor parte de su exigua pero variada producción.

 

Mantuvo sus vínculos con el certamen durante los veinte años que duró el proceso hacia su celebración. De hecho, fue el autor del sable de honor que el 25 de junio de 1909 se entregó a Rodríguez Caso en el homenaje a su persona celebrado en Capitanía General, en el que éste sugirió celebrar una Exposición Hispanoamericana.

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Detalle de la empuñadura del sable entregado al comandante Luis Rodríguez Caso, con motivo del homenaje que se le brindó en Capitanía General de Sevilla, con la firma de Manuel Delgado Brackenbury (fot. por gentileza de Julio Rodríguez Caso).

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Manuel Delgado Brackenbury en el taller.

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Una de las Victorias de la Plaza de América.

En la primera fase, trabajó con frecuencia asociado a Coullaut Valera, uno de sus maestros.

 

En concreto, realizó cuatro de las ocho victorias aladas de la Plaza de América; para el Pabellón de las Bellas Artes, hizo cuatro esculturas de la fachada (la Arquitectura, la Pintura, la Escultura, la Música, la Literatura, la Historia, la Arqueología y las Artes Industriales) y dos de los cuatro grupos del Salón Oval (La Ciencia y El Trabajo), finalmente ubicados en la Glorieta de las Estatuas (luego de Covadonga). También a él se debe la Fuente de Los Leones del Parque de María Luisa (1917).

 

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Fuente de los Leones, en el Parque de María Luisa.

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Grupo La Ciencia, de Manuel Delgado Brackenbury, para la Glorieta de las Estatuas (hoy de Covadonga).

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Grupo El Trabajo, de Manuel Delgado Brackenbury, para la Glorieta de las Estatuas (hoy de Covadonga).

Durante la Comisaría Regia de Cruz Conde, con quien congenió especialmente, recibió muchos encargos. En esa fase, el pintor Santiago Martínez Martín, con quien mantuvo una estrecha amistad, era el Asesor Artístico de la Exposición.

 

Una de las de mejores obras de Delgado Bracquenbury y también del conjunto monumental de la ciudad fue la Fuente de Sevilla, popularmente “de los meones”, emplazada en la Puerta de Jerez, uno de los núcleos claves del certamen, y ejecutada bajo el diseño arquitectónico de Vicente Traver. En su centro, como representación simbólica de la ciudad, aparece una dama sedente sobre una concha que, suportada por figuras infantiles y rodeada de tortugas, delfines y otros animales acuáticos, hace de pedestal. La fuente, que se le encargó en 1928, fue concluida en 1930, contando el escultor con la colaboración de Enrique Pérez Comendador.

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Boceto de Manuel Delgado Brackenbury, para la Fuente de Hispalis, 1928 (Archivo Municipal de Sevilla).

 

Para la Glorieta de don Juan de Austria, antigua Pasarela, realizó la Fuente de las Cuatro Estaciones con la ayuda de Eduardo Castillo y Manuel García. En ella plasma las líneas generales en las que se movió su producción artística: sentido clasicista propio del academicismo, gusto por lo anecdótico, historicismo en cuanto al recurso de elementos y formas barrocas en la ornamentación, modernismo en el tratamiento naturalista, más que realista, de la figuración…  

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Fuiente de las Cuatro Estaciones, en la Glorieta de Don Juan de Austria.

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A Delgado BracKenbury se debe también la figura de Hispania que, flanqueada por dos obras de Pérez Comendador, “El cielo de Sevilla" y “La tierra de Sevillla”, preside la portada de la exposición de la Glorieta de San Diego.

Para la Plaza de los Conquistadores realizó la escultura de Rodrigo de Triana, habiendo de subcontratar por falta de tiempo otras que le habían sido encargadas (la de Pizarro, a Bidón y Vasco Ñúnez de Balboa a Díaz Pintado).

 

Teresa Lafita Gordillo

 

Portada de la Exposición Iberoamericana.

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