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Gustavo Bacarisas, 

el autor del cartel

Gustavo Bacarisas y Podestá (1873-1971) fue un pintor gibraltareño formado en Roma, que, antes de instalarse en Sevilla, había desarrollado su actividad profesional en Londres, París y Argentina, donde fue profesor de la Academia de Bellas Artes.

 

Cuando en 1913 llegó a Sevilla, donde se preparaba la entonces Exposición Hispanoamericana, Bacarisas entró en contacto con la sección de Bellas Artes del Ateneo, del que fue presidente. En los años inmediatos desarrolló una importante labor alcanzando un extraordinario éxito en el ambiente artístico y social sevillano.

 

Bacarisas revitaliza los temas tradicionales de la pintura local con ciertas novedades formales, como el llamativo uso de la luminosidad y del color, donde abundan verdes y azulados, y tonos planos en la cerámica y la cartelería. Por lo sugestivo de su obra, a la vez asimilable para el gran público, fue la figura idónea para las creaciones pictóricas más representativas de la Exposición Iberoamericana que se celebraría entre 1929 y 1930. Su éxito perduró después del certamen.

Pero la intervención de Bacarisas en la Exposición Iberoamericana fue más allá. Un años antes de que realizara el cartel, la amistad personal con el arquitecto Martín Noel y su prestigio en sus años de docencia en la Academia de Bellas Artes de Buenos Aires (1910-1912), le valieron el encargo en 1927 de la mayor parte de la decoración de ese pabellón nacional. Allí intervendría en el teatro del edificio, el patio principal y el llamado Salón de Industrias. 

Bacarisas fue el autor del excelente cartel oficial de la Exposición Iberoamericana, donde las vistas de Sevilla y el edificio de la plaza de España, con tonos ocres y grises, servían de fondo a la exaltación de color de las diversas banderas de los países participantes y, en un plano más cercano, a ocho representaciones femeninas que simbolizaban los pueblos americanos y su anfitrión peninsular. Sería impreso por Litografía S. Durá en Valencia en 1928.

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Cartel oficial de la Exposición Iberoamericana, obra de Gustavo Bacarisas (1928)

Para el edificio de espectáculos realizaría la pintura del telón y las carátulas de los palcos. Para las galerías altas del patio diseñaría seis escenas costumbristas sobre la vida urbana y rural de Argentina en 1840, reproducidas en el zócalo cerámico de la casa Montalván de Triana con los temas de la Salida de la Iglesia, Figuras y Diligencia, Carretas con bueyes, Soldados y guitarristas, Cabaña y campesino, y Parejas bailando, situadas en paños separados por balaustres o franjas decorativas.  Los temas se consideran, tal como reza una leyenda de la propia azulejería, como “recuerdos de la vida argentina en la ciudad y en el campo en el año 1840”.

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Patio del Pabellón de Argentina, edificio en cuya decoración Gustavo Bacarisas participó muy activamente (fot. A. Graciani).

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Escena Soldados y guitarrista, en el zócalo de la galería alta del Pabellón de Argentina (fot. de A. Graciani).

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Escena Parejas bailando, del zócalo de la galería alta del patio del Pabellón de Argentina (fot. de A. Graciani).

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Escena Carretas con bueyes, del zócalo cerámico de la galería alta del patio del Pabellón de Argentina (fot. de A. Graciani).

Frente a estas decoraciones cerámicas de líneas tradicionales destacan las realizadas para la Sala de Industrias, un ámbito del pabellón de planta ochavada, con una galería de arcos y cubierta formada por un tambor y bóveda.

 

Allí, se despliega un Bacarisas más sugerente e innovador. Sitúa en los pilares de la galería paneles cerámicos con motivos prehispánicos chibchas, donde aparecen formas geométricas y vegetales, así como animales de la fauna americana.

 

 

 

 

En el tambor de este ámbito del pabellón dispone murales de planchas pintadas al temple, cuatro de ellas horizontales con otras tantas de dimensiones en cuadro de menores dimensiones. Como indica Graciani, en ellos se representan fundamentalmente personajes indios y criollos vinculados al mundo andino y pampero, apareciendo entre los menores el cóndor de manera reiterada.  Los diseños de Bacarisas para este ámbito son de perfiles mixtilíneos, con empleo de colores planos, inspirados en la cartelería Art Decó, la azulejería cerámica y el muralismo americano.

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Detalle de la decoración cerámica de la Sala de Industrias del Pabellón de Argentina (fot. de A. Graciani).

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Gustavo Bacarisas posando ante una de las tablas que decoraran el tambor de la Sala de Industrias del Pabellón de Argentina. 1928 (© ICAS-SAHP. Fototeca Municipal de Sevilla. Fondo Serrano).

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Gustavo Bacarisas posando ante una de las tablas que decoraran el tambor de la Sala de Industrias del Pabellón de Argentina. 1928 (© ICAS-SAHP. Fototeca Municipal de Sevilla. Fondo Serrano).

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Una de las pinturas del tambos de la Sala de Industrias del Pabellón de Argentina.

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Una de las pinturas del tambos de la Sala de Industrias del Pabellón de Argentina.

Nuestro artista elabora igualmente los bocetos para seis sargas polícromas destinadas al Pabellón Real de la Exposición, posteriormente depositadas en el segundo salón del Palacio Gótico del Alcázar de Sevilla, con cuatro telas con escenas del primer viaje de Colón; las otras dos, a modo de reposteros, que mostraban las armas de la monarquía española y de Portugal, son obra de Manuel Cañas.

 

Su estilo, retórico y neobarroco, al gusto institucional del certamen, mostraba también su propia personalidad artística en la introducción de tonos azulados y verdosos y la incorporación de efectos escenográficos en la presentación de cada escena, enmarcadas por guirnaldas y columnas.

 

En ellas Fernández Lacomba ha querido reconocer la huella de la obra sobre temática análoga del pintor y escenógrafo californiano Dan Sayre Groesbeck. Las escenas colombinas de Bacarisas están siendo restauradas en la actualidad en los talleres del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico.

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Sarga de la Virgen de los Navegantes para el Pabellón Real, obra de Gustavo Bacarisas. Fotografía previa a su restauración.

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Sarga de la reina Isabel de Castilla para el Pabellón Real, obra de Gustavo Bacarisas. Fotografía previa a su restauración.

Tanto en la ornamentación, como en los temas históricos o conmemorativos, Gustavo Bacarisas aparece como un pintor eficaz y versátil, que manifiesta el conocimiento de las innovaciones de los impresionistas, de las vanguardias artísticas de comienzos del XX, el muralismo indigenista o el Art Decó, mientras limita sus aspiraciones a la glosa de las referencias históricas vinculadas al certamen.

Francisco Ollero Lobato

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