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Con la invención de la lámpara incandescente, en el último tercio del siglo XIX, y con su desarrollo y comercialización, el alumbrado mediante la iluminación eléctrica inicia su andadura, consiguiendo una rápida expansión a nivel mundial. Las diferentes exposiciones internacionales, que se celebraron durante aquellos años de final de siglo, fueron el escaparate ideal donde presentar ante el mundo los avances tecnológicos alcanzados, siendo fundamental para ello la Exposición Universal de París de 1.900, empezando a ser conocida esta ciudad con el sobrenombre de “La Ciudad de la Luz”, por sus iluminaciones. A partir de ese momento, el desarrollo de las iluminaciones decorativas para edificios y espacios tuvo un gran auge, convirtiéndose en elemento casi obligatorio en toda manifestación que quisiera sobresalir.

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Para la Exposición Iberoamericana, se realizó un ambicioso proyecto de instalaciones artísticas, por ser un poderoso atractivo para los visitantes del certamen. De tal forma que la luz se utilizó no solo para el alumbrado común, sino como elemento decorativo en unión del agua, el cristal, las plantas y las fachadas. Para ello se realizaron surtidores y cascadas luminosas, pedestales de cristal con luces interiores, árboles con iluminación indirecta, etc. Y al llegar la noche, los estanques y los rincones poéticos se iluminaron con luz discreta, evocando los sueños de las Mil y Una Noches; había cascadas y fuentes de colores, y el verdor de los árboles se iluminaba con luces que variaban de intensidad.

 

Varias fueron las firmas dedicadas a la luminotecnia que trabajaron para crear estas maravillas, pero de entre ellas sobresale, por la importancia y número de instalaciones, A.E.G. Ibérica de Electricidad. Mientras el estudio y los proyectos del alumbrado general, y de alta tensión, corrieron a cargo el ingeniero Director de Obras y Proyectos del Comité de la Exposición D. Pedro Caravaca, el proyecto y la dirección de las iluminaciones artísticas, le fue encomendada al ingeniero alsaciano D. Armando Thiriet Koenig, director y gerente técnico de A.E.G. en Sevilla.

 

Este trabajo hace un estudio pormenorizado de los distintos proyectos lumínicos realizados por Armando Thiriet, siguiendo las directrices de la Dirección de Obras, para lo cual nos hemos basado en el informe que elaboró el referido el ingeniero, titulado “LA LUMINOTÉCNICA DE LA A.E.G EN LA EXPOSICIÓN IBERO AMERICANA DE SEVILLA”, y que gracias a la gentileza y generosidad de su nieto Carlos Thiriet Castilla, hoy ve la luz.

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Este estudio se ha completado, con la información recogida en las actas de la Comisión Permanente y otros documentos existentes en los Fondos de la Exposición que se custodian en el Archivo Municipal.

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Sirva este trabajo para reivindicar la memoria de Armando Thiriet Koenig, que quiso terminar aquí sus días, dando lo mejor que tenía y sabía, como era el transportar a nuestros abuelos a un mundo fantástico, donde, con el manejo de su técnica de la luz y el color todo era posible.

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